domingo, 22 de julio de 2012

Las 20 partes del cuerpo humano que resultan completamente inútiles

El cuerpo humano, tal y como hoy lo conocemos, es fruto de miles de años de evolución. Durante todo este tiempo, el hombre ha desarrollado capacidades, como la de andar erguido o tener los pulgares oponibles, que le han permitido adaptarse al medio que lo rodea, desechando casi todas las características primitivas que ya no le servían para nada. Sin embargo, algunas persisten. En el blog «Marcianos.com» recopilan una veintena de estos vestigios del pasado que hoy resultan casi completamente inútiles.



Uno de los ejemplos más conocidos de estos órganos hoy inútiles son las muelas del juicio, ya que la dieta actual hace que sean innecesarias. Por ello, en la actualidad solo un 5% de la población posee los cuatro cordales en perfectas condiciones.
Los músculos extrínsecos del pabellón auricular, que permiten a algunas personas mover sus orejas, el órgano vomeronasal, asociado a la detección de las feromonas, o un pequeño conjunto de costillas heredadas de los reptiles y que posee menos del 1% de la población en su cuello, son otros de los restos que la evolución ha dejado en los seres humanos.
Algunos de estos órganos, sin embargo, sí poseen aún una función residual, como es el caso del apéndice, que según algunas teorías puede funcionar como reserva de flora intestinal para ayudar en digestiones problemáticas, o los dedos de los pies, cuya función en el mantenimiento del equilibrio es aún discutida.
El vello corporal, los pezones masculinos, los músculos que producen la piel de gallina, el cóccix, el vaso deferente femenino o la decimotercera costilla, presente en chimpancés, gorilas y el ocho por ciento de los humanos, forman parte también de esta lista de partes del cuerpo cuya utilidad hace mucho tiempo que pasó a la historia.
Las 20 partes del cuerpo humano que resultan completamente inútiles

El cuerpo humano, tal y como hoy lo conocemos, es fruto de miles de años de evolución. Durante todo este tiempo, el hombre ha desarrollado capacidades, como la de andar erguido o tener los pulgares oponibles, que le han permitido adaptarse al medio que lo rodea, desechando casi todas las características primitivas que ya no le servían para nada. Sin embargo, algunas persisten. En el blog «Marcianos.com» recopilan una veintena de estos vestigios del pasado que hoy resultan casi completamente inútiles.

Uno de los ejemplos más conocidos de estos órganos hoy inútiles son las muelas del juicio, ya que la dieta actual hace que sean innecesarias. Por ello, en la actualidad solo un 5% de la población posee los cuatro cordales en perfectas condiciones.

Los músculos extrínsecos del pabellón auricular, que permiten a algunas personas mover sus orejas, el órgano vomeronasal, asociado a la detección de las feromonas, o un pequeño conjunto de costillas heredadas de los reptiles y que posee menos del 1% de la población en su cuello, son otros de los restos que la evolución ha dejado en los seres humanos.

Algunos de estos órganos, sin embargo, sí poseen aún una función residual, como es el caso del apéndice, que según algunas teorías puede funcionar como reserva de flora intestinal para ayudar en digestiones problemáticas, o los dedos de los pies, cuya función en el mantenimiento del equilibrio es aún discutida.

El vello corporal, los pezones masculinos, los músculos que producen la piel de gallina, el cóccix, el vaso deferente femenino o la decimotercera costilla, presente en chimpancés, gorilas y el ocho por ciento de los humanos, forman parte también de esta lista de partes del cuerpo cuya utilidad hace mucho tiempo que pasó a la historia.
URL: http://www.aimdigital.com.ar/aim/?p=98156

Fertilización de océanos podría ayudar contra calentamiento global


Científicos han descubierto que fertilizando el océano con componentes a base de hierro provoca la floración de fitoplancton en el suelo marino, el cual es capaz de "capturar" el CO2.


Experimentos para "fertilizar" los océanos con hierro para favorecer la floración de fitoplancton capaz de "capturar" C02 en el fondo marino muestran nuevos caminos para luchar contra el calentamiento del  planeta, pese a que existen numerosos interrogantes, según un estudio divulgado  el miércoles en la revista Nature. 
"La fertilización del océano con componentes a base de hierro ha provocado la floración de fitoplancton, dominado por complejos de especies microscópicas,  arrastrando una cantidad considerable de dióxido de carbono hacia los fondos de los océanos", subraya el equipo de investigadores. 
Este trabajo es uno de las mayores y más detalladas pruebas de la llamada  fertilización del océano, una práctica que está prohibida por la legislación  internacional pese a que las investigación está permitida. 
Mientras los científicos del mundo entero buscan los medios de almacenar y neutralizar el carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, responsable del calentamiento del planeta, la experiencia realizada en 2004 en los mares australes por un equipo dirigido por Victor Smetacek, del Instituto de Investigación Marina de Bremerhaven en Alemania, no ha logrado "evaluar con exactitud la duración de este secuestro" de carbono. 
Las cinco semanas de observación que pasó en la Antártida han mostrado que la floración de la diatomea (algas unicelulares microscópicas) estaba en su apogeo cuatro semanas después de la "fertilización".  
Posteriormente se produjo una mortalidad importante de gran número de  especies de diatomeas formando masas viscosas de elementos, que incluían  materias fecales de los zooplanctons, que caían rápidamente al fondo del océano. 
"Todos estos elementos y múltiples pruebas - cada una con un enorme grado  de incertidumbre- nos conducen a la conclusión de que al menos la mitad de esta biomasa se ha ido mucho más allá de los 1.000 metros de profundidad y que una proporción sustancial sin duda ha llegado al fondo del océano austral",  aseguran los investigadores. 
Así, la floración de fitoplancton fertilizado con sulfato de hierro "puede secuestrar carbono a escalas de tiempo calculadas en siglos en las capas de agua hasta por encima de los fondos marinos e incluso durante más tiempo en los sedimentos de estas profundidades", agregaron. 
Resumiendo los resultados de este estudio, Michael Steinke, de la Universidad británica de Essex explica: "como las plantas en tierra firme, el fitoplancton, procedente de la fotosíntesis, que flota en el mar, capta C02 en la superficie del océano y cuando el fitoplancton muere, se hunde al fondo del océano donde buena parte queda presa en los sedimentos profundos durante algunos años". 
Esta transferencia de CO2 contribuye, según él, a mantener la temperatura ambiente a un nivel que facilita la vida en nuestro planeta. 
"¿Abrirá esto la vía a métodos de ingeniería a gran escala que utilicen la  fertilización del océano para atenuar el cambio climáticoâ", se pregunta. "Sin duda no, porque encontrar el lugar adecuado para tales experimentos es difícil  y resulta caro", según él. 
En 2007, los expertos de la Unión Internacional para la Conservación de la  Naturaleza (UICN) advertían de los riesgos de esta técnica sobre todo para el  entorno marino, un aspecto ausente del estudio publicado este miércoles.